Mole Poblano: La joya culinaria de México

Cuando piensas en comida mexicana, el mole poblano seguro que te viene a la mente al toque. Pero ojo, no es solo una salsa cualquiera, ¡es un símbolo! Representa nuestra tradición, cultura y la forma en que cocinamos los mexicanos de generación en generación. El aroma que tiene, con esa mezcla de dulce, picante y ahumado, te llena la cocina y te abre el apetito antes de probarlo.
El mole poblano es el rey de las fiestas. Lo ves en bodas, cumpleaños, el 15 de septiembre o cualquier reunión familiar importante. Si hay fiesta en México, ¡seguro hay mole poblano! Y cuando lo preparas, no solo estás haciendo comida, ¡estás contando una historia con cada bocado!
Lo chido del mole poblano es lo complicado que es prepararlo. Llevas más de 20 cosas diferentes, todas combinadas para que tenga un sabor único: chiles secos, chocolate, nueces, especias, tortillas o pan para que quede más espeso, y otras cosillas que solo un experto reconoce con el olfato. Hacerlo lleva su tiempo y cuidado, pero vale la pena porque el resultado es un plato que te llega al corazón y que representa a México en cada cucharada.
De dónde salió el mole poblano
El mole poblano nació en Puebla, un estado en el centro de México. Hay muchas historias sobre cómo se inventó, pero la más famosa es que unas monjas del convento de Santa Rosa quisieron sorprender a un arzobispo que las visitaba. Así que agarraron chiles secos, especias, nueces, pan, chocolate y todo lo que encontraron en la cocina, ¡y crearon esta salsa increíble!
El mole poblano junta las costumbres de antes de la llegada de los españoles con las que trajeron ellos. El chile, el maíz y el cacao ya se usaban aquí, mientras que las almendras, la canela, los clavos y el pan llegaron de Europa. Esta mezcla de culturas no solo creó un sabor buenísimo, sino también un símbolo que une dos mundos en un solo plato.
Hoy, el mole poblano lo encuentras en fiestas, festivales y restaurantes, pero sigue siendo lo mismo: lleva paciencia, buena técnica y mucho respeto por los ingredientes.
¿Por qué es tan famoso?
El mole poblano es famoso por muchas razones:
- Tiene un montón de sabores: en una sola salsa sientes lo dulce, lo picante, lo salado y un poquito de amargo.
- Lo puedes usar con casi todo: normalmente se sirve con pollo o pavo, pero también queda bien con carnes, verduras e incluso hay gente que lo prepara sin carne o de forma más sofisticada.
- Tiene historia y cultura: representa quiénes somos, de dónde venimos y cómo celebramos.
- Es un arte cocinarlo: hacer mole poblano es como un ritual, desde tostar los chiles hasta moler todo y cocinarlo a fuego lento.
- Está en todas las fiestas: siempre está presente en las fiestas y reuniones familiares, así que es un plato que une a la gente.
Cómo se prepara
A lo mejor hacer mole poblano te da cosa al principio, pero lo importante es tener todos los ingredientes listos, entender los pasos y cocinar con calma.
En general, la preparación es así:
- Tuestas y remojas los chiles.
- Mueles las semillas y las nueces para que le den sabor y textura.
- Fríes las verduras y revuelves todo con el chocolate y el pan o la tortilla.
- Lo cocinas a fuego lento hasta que quede una salsa suavecita y con buen olor.
El mole se hace con cariño y paciencia. Cuanto más tiempo lo dejes reposar, ¡más rico queda!
Ingredientes
- 6 chiles mulato secos
- 4 chiles pasilla secos
- 4 chiles anchos secos
- 2 chiles chipotles secos (si quieres que pique más)
- 50 g de almendras
- 50 g de cacahuates
- 3 clavos de olor
- 1 cucharadita de canela en polvo
- 2 cucharadas de ajonjolí
- 2 tomates rojos
- 1 tortilla de maíz
- 50 g de pan de caja (sin la orilla)
- 50 g de chocolate mexicano (que tenga al menos 50% de cacao)
- ½ cebolla
- 2 dientes de ajo
- 2 cucharadas de aceite o manteca
- 1 litro de caldo de pollo o agua
- 1 cucharadita de sal (o lo que necesites)
Cómo hacerlo: paso a paso
- Prepara los chiles: quítales las semillas y las venas. Tuesta un poco para que huelan rico. Remoja en agua caliente por 20-25 minutos.
- Tuesta las nueces y las especias: dora las almendras, los cacahuates, el ajonjolí, los clavos y la canela en un sartén sin aceite.
- Fríe las verduras: dora la cebolla y el ajo en aceite, luego agrega los tomates hasta que estén suaves.
- Prepara el pan y la tortilla: tuesta un poco para que el mole quede más espeso.
- Licúa: mezcla los chiles remojados, las nueces, el pan, la tortilla, las verduras y el chocolate con un poco de caldo hasta que quede una pasta sin grumos.
- Cocina el mole: calienta aceite o manteca, vierte la mezcla y cocina a fuego medio-bajo, moviendo sin parar. Agrega caldo poco a poco hasta que tenga la consistencia que quieras. Ponle sal y chocolate a tu gusto.
- Deja reposar y sirve: deja reposar por 1-2 horas. Sirve sobre pollo o pavo cocido. Adorna con ajonjolí tostado.
Tipos de mole y cómo cambian
- Mole rojo: lleva más chiles secos y menos chocolate, así que es más ligero.
- Mole verde: se hace con chiles verdes y hierbas frescas, tiene un sabor fresco y con mucho aroma.
- Mole negro (de Oaxaca): tiene un sabor fuerte, con chocolate amargo y varios tipos de chiles.
- Versiones nuevas: algunos chefs lo usan con verduras, pescados o lo preparan de forma diferente.
Pero el mole poblano siempre es el mismo: historia, sabor y la forma en que cocinamos los mexicanos en cada cucharada. Hacerlo es más que cocinar, ¡es vivir una experiencia cultural y disfrutar de la comida que nos da tradición y pasión!
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